Sobre PetroVenezuela y a Riesgo de ser Llamado Cachorro del Imperio

Posted on 4 marzo, 2008. Filed under: Témoris Grecko | Etiquetas: , , |

Por Témoris Grecko / Ciudad de México

Me declaro inocente del cargo de conocer a Ibsen Martínez. Puedo aseverar ante cualquier juez, confesor o referee de boxeo tailandés que jamás había tenido noticia de su existencia antes de hoy domingo como a las 18:30, hora de la Ciudad de México. Y solicito la benevolencia del respetable lector para que dé por válidas mis afirmaciones siguientes: a) la iniciativa de escribir sobre el pleito entre ExxonMobil y Hugo Chávez partió únicamente de mí, no fue sugerida por nadie ni compartida con nadie, por lo que no pudo haber un complot coordinado; b) ExxonMobil no me paga por cuestionar el modelo económico venezolano ni por pedir que se someta a juicio por pandillerismo a los directivos de esa misma compañía; c) me encantaría concentrarme en las barbajanadas que ha cometido dicha petrolera en el mundo, pero los amigos venezolanos han preferido centrar la polémica en su presidente y por cortesía debo seguir su camino.

¿Por qué viene al caso el tal Ibsen? Pues que llevamos una semana discutiendo sobre mi intento de llamar la atención sobre la dependencia de Venezuela en un solo recurso (el petróleo), sobre el desgano de todos los venezolanos a quienes he escuchado comentar el asunto por atender esta falla (común a numerosos países que padecen, como Venezuela, la maldición de los recursos) y, por parte de mis contraargumentadores, sobre la poca necesidad de preocuparse al respecto porque, dicen, el petróleo les basta y sobra para tener una economía que cumpla los objetivos nacionales. Y en eso estábamos cuando, este domingo como a las 18:30, abrí la página 31 del diario madrileño El País y encontré un artículo de Ibsen Martínez que, además de atacar a Chávez, presenta argumentos que favorecen mi postura.

¡Pura coincidencia!, digo yo. Sospecho que algunos lo dudarán. Preocupado por la posibilidad de que se me acuse de asociación delictuosa inconsciente con la conspiración neocolonialista, leí con lupa el texto para buscar rastros de la posible sumisión de Ibsen a los dictados del imperio. Y sí, encontré terribles evidencias en su contra: Martínez escribió que «Chávez se ha convertido en una prodigiosa máquina de fabricar inflación (25% anual, la más elevada del continente)» y también se refiere a «la falaz hoja Excel de Chávez» que es el único lugar, vocifera Ibsen, en el que puede ocurrir la «reducción de la pobreza» que proclama el gobierno. Además, en el obligado googleo que hay que hacer en nuestra época, encontré que Ibsen escribe para un diario venezolano antichavista, El Nacional. Y para cerrar el libro del alegato inquisitorio con un golpe triunfal, la prueba última: El País, donde se publicó la diatriba, es un ariete de la ignominia contra Chávez. ¡No, no hay más que decir, todo eso seguramente demuestra que Ibsen es un cachorro del imperio! ¡Hay que meterlo en un pozo y luego amarrarlo bajo un péndulo filoso que lo rebane con gozo!

Pero después de comprobar su maldad absoluta, me pregunté: ¿debemos darle al condenado la gracia de decir unas últimas palabras?, ¿podemos escucharlas a pesar del riesgo de que contaminen nuestro oídos?, ¿habrá algún argumento que debiéramos considerar? Sólo por si acaso, y en un acto de piedad, pido que se lea su artículo completo en El País o por lo menos los fragmentos que extraigo abajo. A riesgo de que, por las similitudes que se puedan encontrar con mi argumentación, quede demostrado que yo también sirvo al Gran Satán y que ya me quieren correr de mi casa por apestar tanto a azufre.

«¿Qué rayos tiene el petróleo que envenena?, es la pregunta que mucho indonesios, nigerianos, argelinos, mexicanos, ecuatorianos, iraníes y venezolanos se han hecho».

Bueno, no estoy tan seguro de cuántos, así que comparto la preocupación de Ibsen, pero no su fórmula retórica. El problema de los pueblos que padecen la maldición de los recursos es que no perciben la relación entre sus males (en el artículo que yo escribí mencionaba corrupción, autoritarismo, debilidad democrática, desgano fiscal, debilitamiento de la industria local, raquitismo de los sectores económicos no petroleros, aumento de las importaciones y un crecimiento económico extrañamente inferior que el de países pobres en recursos) y la dependencia del petróleo. No solamente no la perciben: se instalan en la negación, simplemente no lo quieren ver. Encuentro un ejemplo elocuente en el siguiente comentario que dejó quien firma como Mikele:

Yo había preguntado: «¿Qué pasa si ocurre algo y no hay una industria no petrolera que sostenga el país?«

Él respondió: «En un mundo donde la demanda crece, donde las reservas se acaban, donde los imperios buscan nuevas reservas a toda costa, donde el precio del petróleo no hace más que crecer y crecer… esta afirmación no tiene ningún basamento».

Es decir, a nosotros no nos puede pasar. Yo había presentado este argumento: «En esa época (años 70), el presidente mexicano, el Perro López Portillo, pidió a sus compatriotas prepararse para ‘administrar la riqueza’… y a fines de su mandato caímos en la espectacular crisis económica del 82. En esa época, todos los productores de petróleo, incluidos los venezolanos, estaban convencidos de que su destino era controlar el mundo con altos precios, se entregaron por completo a la maldición de los recursos y en los 80 y 90, a penar cuesta arriba.»

Mikele trató de descalificarlo en una línea: «La comparación al calco con la experiencia mexicana solo es resultado de» mi supuesta tendencia (de Témoris) a creer que las cosas se pueden predecir. Lo cual es falso, no predigo en ningún lado ni comparo nada al calco, se le hace fácil inventar. Para empezar, no es sólo la experiencia mexicana: usé el ejemplo del Perro, pero en Venezuela seguro tendrán un catálogo de declaraciones alegres que precedieron a la serie de crisis que condujo a la represión y la muerte de unas 1000 personas en el caracazo de 1989 (y que eventualmente llevaría a Chávez al poder). Ya alguien sostuvo entonces que decir que la bonanza se iba a acabar no tenía ningún basamento. Hoy, no se trata de predecir nada, ob-via-men-te. Como todos sabemos, el propósito de estudiar la historia es evitar que se repitan los errores, ¿verdad? Y lo que ocurre ahora recuerda mucho lo que pasó en los 70. Entonces hubo otros Mikeles que creían descalificar con simplezas a quienes advertían del riesgo de confiar demasiado en el petróleo, y que después fueron parte del gobierno que masacró a quienes protestaban.

A mí me parece alarmante este exceso de confianza en el petróleo de los venezolanos con los que he hablado, de todas las tendencias políticas. Pero lo más curioso es que la confianza de sus seguidores en Chávez es tal que lo creen capaz de montarse sobre las tormentas en un carro tirado por pegasos y controlar los destinos del petróleo. Tal vez me equivoco, pero eso es lo que me hace pensar el siguiente comentario que escribió mi muy querido amigo Domingo:

«También debo recordar que los altos precios del petróleo -la gallina- no se deben a pura suerte. No digo que no la haya, pero sería bueno de vez en cuando reconocer las políticas petroleras de la OPEP y de Venezuela en particular y su influencia en los precios del petróleo. Puedes estar seguro que esos precios no son producto de la casualidad».

O sea, ¿el líder puede garantizarle el bienestar indefinido a su pueblo?

Crean o no los chavistas que Chávez puede influir determinantemente en el precio del petróleo (y por lo tanto asegurar la continuidad de la bonanza ad aeternum), lo que es claro es que su actitud de negación, que es común en los pueblos que padecen la maldición de los recursos, se ve reforzada por un ingrediente extra: el preciado recurso es nada menos que el factor clave e indispensable del proyecto político del líder. Este año cumple una década en el poder. ¿Y gracias a qué? ¿Cómo ha podido sostener los amplios programas sociales –sus misiones– que le han ganado reiteradamente los votos de una mayoría de venezolanos? ¿Cómo ha enfrentado la ineficacia y pequeñez de la economía no petrolera? ¿Cómo ha superado las formidables ofensivas económicas de sus enemigos? ¿Cómo ha ganado espacios en la escena internacional? La continuidad del proyecto bolivariano (el enésimo… todo gobernante venezolano abreva de la legitimidad del padre fundador y lo registra como marca propia) chavista depende del petróleo, de la continuidad de la bonanza… así que simplemente, no se va a aceptar que dicha bonanza, como todas las cosas humanas y como ocurre normalmente con los grandes auges de recursos naturales, puede acabar. Y no quiero asegurar –no vaya a ser que me parta un rayo– que va a acabar, aunque es probable. Pero los venezolanos no pueden basar los proyectos económicos del futuro en la idea voluntarista de que no se va a acabar. Así se jodió América Latina.

En fin, tras demostrar que el hereje Ibsen está equivocado, sigo con otro fragmento suyo: Los petroestados tienen distintos orígenes, formaciones sociales y económicas, regímenes políticos «y los mismos males. Las mismas ineptas respuestas con iguales nefastos resultados de endeudamiento y pobreza creciente. Sus gobernantes caen con frecuencia en fase maníaca y dan en exigir poderes especiales ‘para afrontar mejor’ la contigencia feliz de un boom». «La más feroz paradoja del petroestado está en su incapacidad para capear las turbulencias que traen consigo las bonanzas y en su propensión a sus ciudadanos con una lancinante e irónica calamidad: la pobreza extrema».

Debo tener un subconsciente imperialista porque además de ver retratado a Chávez en la descripción de gobernante del petroestado, estoy de acuerdo en todo… menos en el adjetivo «extrema» para el caso venezolano. No porque yo lo niegue, sino porque él no proporciona evidencia (aunque cita un artículo de un ex ministro chavista en Foreign Affairs —«Una revolución vacía», se llama– que, dice Ibsen, demuestra que la pobreza no ha descendido en Venezuela, sino ascendido). Pero de Indonesia a México, pasando por Irán, esto suele suceder, e Ibsen presenta datos que, si no confirman su adjetivo, sí ponen en evidencia que en Venezuela hay problemas que no coinciden con la imagen positiva de la revolución chavista. Por ejemplo, pobladores que saquean un mercado en la población natal de Chávez. O la escasez de productos alimenticios básicos. Todo eso, y al mejor estilo de la maldición de los recursos, combinado con el gran incremento de importaciones de lujo de los privilegiados (¿sólo los de este régimen?, no lo dice y yo creo que de los de los anteriores también; Domingo, en todo caso, cree que esto es una señal del buen rumbo de la economía), como camionetas AudiQ7 de 60,000 euros (unos 90,000 dólares) que, dice Ibsen, son las favoritas de los «boliburgueses». Yo lo que vi en Caracas son Hummers, que son lo más hortera de lo hortera, pero Ibsen vio AudiQ7… habrá que añadirle una acusación por eso.

En fin, se me acabó el espacio. Sólo añadir que Domingo considera que, si hay una relación entre control de precios y escasez (lo que Domi duda), esto se justifica porque «el gobierno venezolano considera que garantizar precios accesibles (…) a las clases populares es más importante que garantizar mayores ganancias a los empresarios». No, el control de precios es una medida extrema para tratar de detener una inflación que se ha escapado de las manos, por lo general a causa de un manejo errático de la economía… ¿cuáles mayores ganancias de los empresarios, si no pueden vender sus productos ni al costo de producción y se están yendo a la ruina? Y no hablamos sólo de grandes empresarios, sino de productores de medio pelo. ¿Y el gobierno garantiza precios accesibles para comprar algo que no hay? Qué bueno que la leche sea barata, pero mejor sería que la hubiera, ¿no? Y ya que me pides que demuestre lo que digo de que a Chávez no le importa la economía no petrolera, allí mismo está la evidencia… dime, ¿en qué industrias hay bonanza fuera de la petrolera y las relacionadas con el gasto público?

Arriba escribí que no he escuchado a venezolanos preocuparse por los estragos de la dependencia del petróleo. Y todavía no los oigo. Pero al menos leí a uno. Lo cual me preocupa, porque como coincido en algunas cosas con él y a pesar de que juro que no lo conozco ni nos pusimos de acuerdo, a mí también me van a quemar. Ya va a saltar el Hermano Mikele a ponerme un parche amarillo en el saco que diga «cachorro del imperio» y me va a meter en su Tuol Sleng para obligarme a confesar (ya me pidió «aclarar desde donde estamos hablando para ser más sinceros»; él lo hace desde la parroquia de la revolución; seguro yo lo hago desde la catacumba del colaboracionismo). Para terminar (por fin y lejos de haber agotado el tema), cito a Ibsen Martínez, el hereje: «El petroestado venezolano (permanece) incólume en medio del boom que atravesamos –el más sostenido de los últimos 50 años–, con su rutinario caudal de despilfarro, de subsidiada ineptitud, de corrupción y de pobreza».

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Changos y otra fauna en el ideario político de la oposición venezolana

Posted on 15 diciembre, 2007. Filed under: Domingo Medina -Caracas | Etiquetas: , , , , |

Domingo Medina / Caracas

Acá en Venezuela, por estas épocas se acostumbra a jugar al amigo secreto, juego para intercambiar regalos en el que uno sabe a quien le regala pero no quién le regala. (Supongo que no es originario de Venezuela y que en muchos otros países también se juega.) Se supone que antes de la gran fiesta en la que se hace el intercambio, todos deben ir haciendo pequeños regalitos cada día: un bombón, un par de zarcillos, etc. Conocedora de mis simpatías políticas, mi amiga secreta me dejó esto la semana pasada: un changuito con una boína roja y un cartelito que decía “Domingo, ¿por qué NO ganamos?”.

Yo hice saber mi inconformidad, alegando que así –como un chango con boína roja- es como un sector de la población veía a Chávez y por extensión a todos los chavistas. Una amiga me dijo que lo mío no eran más que puros pinches complejos. Es decir, me dicen chango y si me quejo entonces soy un acomplejado. ¡Ah, qué pinche ley de Herodes…! El caso es que sí, era una broma y así había que tomarla; una broma un poco pesada, si se quiere, pero una broma al fin y al cabo. Lo que si no me parece un chiste es el párrafo que copio aquí seguido:

“Rafael tiene esa inteligencia criolla, no muy formada ni pulida, pero que mezclada con su carisma natural, lo hacía un tipo cautivante. Pretendió controlar el poder en su casa por la vía radical, pero rebotó. Pero lejos de achicopalarse, decidió convencer a sus familiares de que él era la mejor opción para alcanzar la justicia y la felicidad. Lo logró, con la reticencia manifiesta de los miembros más modernos y formados, quienes nunca se dejaron convencer por él, pero eso no importaba, en cualquier momento acabaría con ellos.”

El párrafo es de un artículo de Luis Vicente León, director de una de las más prestigiosas encuestadoras de Venezuela y antichavista confeso. (Pueden leer el artículo completo aquí.) Referencias históricas y concretas aparte –Rafael, por supuesto, es Chávez, cuyo nombre es Hugo Rafael. Y la frase “Pretendió controlar el poder en su casa por la vía radical, pero rebotó”, significa que Chávez intentó dar un golpe en 1992 pero fracasó-, me interesan las dos visiones que tiene León de los venezolanos:

Por un lado están los chavistas, que tienen una inteligencia que es “no muy formada ni muy pulida”: es una forma un poco sutil de decir que los chavistas son unos brutos e ignorantes, lo cual queda confirmado cuando eligen de presidente a Chávez, que es el bruto e ignorante mayor. Algo de este tipo de opiniones hemos visto incluso en algún comentario hecho en este blog. Esa condición de brutos e ignorantes no se la podrán quitar porque no estudian (no se forman) ni leen (no se pulen). Podrían decirme que es una interpretación caprichosa la que hago de las palabras de León, pero él mismito dice que Rafael (Chávez) tiene esa “inteligencia criolla”, es decir, la que caracteriza a los venezolanos.

Del otro lado están quienes se oponen a Chávez: “los más modernos y formados”: los civilizados que habrán de salvar a Venezuela de la barbarie, los que van a la universidad (se forman) -y no cualquier universidad, hay que agregar- y tienen cultura, los que leen y se pulen (porque, entre otras cosas, tienen plata para comprar libros).

Lo que me parece terrible es que no es este un discurso aislado, sino que es casi una convicción de los sectores adversos a Chávez. Aparte de que de la caracterización de chavistas y opositores que hace León no es gratuita: lo que persigue es justificar por qué unos –los modernos y formados- deben gobernar a los otros.

Es un discurso de división, de exclusión –no todos son modernos y formados, ergo, no todos pueden gobernar- y de dominación, lamentablemente no muy distinto al de otras latitudes.

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Venezuela: el triunfo de la democracia

Posted on 4 diciembre, 2007. Filed under: Domingo Medina -Caracas | Etiquetas: , , , , |

Domingo Medina / Caracas

Vox populi vox dei: la voz del pueblo es la voz de dios. Así decían los antiguos latinos y así dijeron el domingo los venezolanos. Convocados a las urnas electorales para que dijeran si apoyaban o no la propuesta de reforma constitucional presentada por Hugo Chávez, los venezolanos expresaron su opinión de manera absolutamente libre y su voluntad ha sido reconocida y respetada por todos los actores políticos.

Los resultados electorales

El recuento de votos anunciado por el Consejo Nacional Electoral arrojó un resultado estrecho pero con una diferencia irreversible a favor de quienes se oponían a la aprobación de la propuesta de reforma. Los números finales, en términos gruesos, daban la victoria al bloque del NO con un 50,7 % de los votos (4.504.354), mientras el bloque del SI obtenía el 49,29 % (4.349.392 votos). La abstención fue de cerca del 45% (poco más de siete millones de electores) y por allí se encuentran algunas de las explicaciones de estos resultados. Comparados con los resultados obtenidos en diciembre de 2006 (y a riesgo de incurrir en la llamada falacia ecológica), la oposición, agrupada esta vez en el bloque del NO, incrementó su votación en poco más de 200.000 votos, mientras que el chavismo perdió casi tres millones de votos. Parece claro, entonces, que la abstención “perjudicó” a la opción del SI, si por ello entendemos que una concurrencia mayor de electores hubiese podido cambiar los resultados. Coloco “perjudicó” entre comillas porque es incorrecta tal afirmación: la abstención no beneficia ni perjudica a nadie; la abstención como agregado no es más que la suma de las decisiones individuales de aquellos electores que no acudieron a votar y determinan el resultado final de unas elecciones tanto como la agregación de las decisiones individuales de quienes concurren a las urnas y escogen una de las opciones en liza.

Lo que sí es correcto, y a juzgar por la comparación con los resultados de 2006, es que un porcentaje significativo de quienes se abstuvieron el domingo tenían una predisposición –uso el término en el sentido que se le da en ciencia política y especialmente en los estudios sobre comportamiento electoral- hacia el chavismo y que ante el dilema que significaba la votación sobre la reforma han preferido decantarse por la abstención antes que votar contra dichas predisposiciones. Con otras palabras, antes que votar por el NO han decidido abstenerse.

(En términos generales, quienes votan contra sus predisposiciones no alcanzan porcentajes tan significativos como para decidir unas elecciones; normalmente están por el orden de los 2 ó 3 puntos porcentuales, que se anulan con los cambios de voto entre un partido y otro o, como en este caso, entre un bloque y otro. Podría especularse que en el caso del referéndum del domingo este porcentaje se elevó y muchos votaron contra su predisposición hacia el chavismo; eso podría explicar el incremento de la votación de la oposición, cuyo mejor desempeño electoral ha sido precisamente el del domingo. Sin embargo, sin otros datos a la mano yo no me atrevo a afirmarlo tan categóricamente.)

Queda en manos del gobierno de Chávez, de su comando de campaña, sus estrategas electorales y demás asesores hallar las explicaciones por las cuáles gran parte de sus electores no le han dado el apoyo esta vez. Con toda seguridad, muchas de estas explicaciones tienen que ver con aspectos relacionados directamente con la propuesta de reforma (los artículos a reformar, la forma en que fue presentada la propuesta, el desarrollo de la campaña electoral –tanto del gobierno como de la oposición-, y un tal vez largo etcétera), pero también habría que evaluar temas como el desempeño del gobierno, la conformación del PSUV y otros más.

Las lecturas de los resultados

Hay varias lecturas que se pueden hacer a partir de los resultados del referéndum. La primera de ellas es la que debe hacer el presidente Chávez, su gobierno y quienes lo apoyan. Esa lectura pasa por una autocrítica: en términos gruesos, los que apoyan el socialismo son muchos, pero los que no lo apoyan son más. Al menos por ahora. Por otra parte, es cierto que ha sido una derrota importante, pero no significa la caída del gobierno ni mucho menos. El presidente y sus seguidores han ganado catorce elecciones y ello no ha significado que los cambios propuestos hayan podido materializarse; del mismo modo, una derrota no debería significar un retroceso en los logros alcanzados por el gobierno o un deterioro significativo de su base de apoyo popular. Claro que los cambios sí van a sufrir un impacto: probablemente ya no serán tan profundos ni tan rápidos. El socialismo del siglo xxi, al menos como estaba delineado en la reforma, tendrá que aguardar un rato más.

No quiero dejar de recordar que, según el análisis que he mostrado, gran parte del electorado chavista no le brindó su apoyo al presidente esta vez; no significa que lo haya perdido para siempre. Incluso, se podría afirmar lo mismo de algunos que siendo chavistas votaron contra la propuesta de reforma. Para ellos el slogan era “Chávez sí, reforma no”. De cara a la opinión pública nacional e internacional, con el reconocimiento de los resultados Chávez ha despejado las dudas acerca del talante democrático de su gobierno, lo mismo que el hecho de ser el primer gobierno –en cualquier parte del mundo- en someter a consulta popular una propuesta de reforma de esta magnitud.

Considerando a la oposición, los resultados sugieren o auguran que se privilegiará el recurso de la vía electoral para dirimir sus diferencias con el gobierno y se abandonarán las vías extraconstitucionales. Los resultados le han mostrado que es posible vencer al gobierno en el terreno electoral; y las perspectivas para el año próximo, cuando se celebran elecciones para gobernadores y alcaldes y se abre la posibilidad de convocar referendos revocatorios para los diputados de la Asamblea Nacional, son alentadoras: podrían recuperar espacios políticos que por diversas razones –su propia torpeza, entre otras- habían perdido. Los resultados también le han confirmado a la oposición que la voluntad popular ha sido respetada en elecciones anteriores y le garantiza que lo mismo se hará en las elecciones que se sigan celebrando en Venezuela. Cantar fraude ya no es un recurso válido.

Como país, para Venezuela los resultados significan bajar los grados de polarización, al menos por el rato que duren gobierno y oposición reflexionando acerca de lo que los mismos significan. Creo que finalmente se ha comprendido que nadie puede imponer su visión al otro, que todas las soluciones pasan por la vía electoral, que el pueblo venezolano es suficientemente maduro como para tomar sus propias decisiones y que se cuenta con un sistema electoral rápido, transparente y confiable como para garantizar que cualquier expresión de la voluntad popular será respetada. Por ello, sin lugar a dudas de ningún tipo, se puede afirmar que en Venezuela triunfó la democracia.

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Debate Colombia: ¿Adiós al canje humanitario?

Posted on 27 noviembre, 2007. Filed under: Domingo Medina -Caracas | Etiquetas: , , , , , , |

La semana pasada, luego de una llamada de la senadora colombiana Piedad Córdova a un general del Alto Mando de Colombia, en la que éste conversó por breves instantes con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el gobierno de Álvaro Uribe dio por finalizadas las gestiones de la senadora y del presidente venezolano para alcanzar un canje humanitario con la guerrilla de las FARC. Chávez ha acusado a Uribe de no querer el acuerdo humanitario y éste ha respondido que lo único que habría logrado el presidente venezolano es legitimar a un “grupo terrorista”.

Desde el inicio se sabía que no era una tarea fácil. De hecho, el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, en más de una ocasión hizo saber sus dudas acerca de las posibilidades que tendrían Chávez y Córdova, que así como antes muchos mediadores y facilitadotes había fracasado, también la senadora y el presidente lo harían. ¿Fracasaron realmente Chávez y Piedad Córdova? ¿Qué podían hacer y qué hicieron? ¿Hasta dónde podían llegar y hasta dónde llegaron?

Algunos analistas sostienen que Uribe se precipitó, que antes pudo conversar con el presidente Chávez y solucionar el impasse causado por la llamada. Otros sostienen que las presiones que habría recibido Uribe de diversos sectores de la política y la economía de su país fue lo que provocó el rompimiento. ¿Es todo esto cierto? ¿Cuáles fueron las verdaderas razones de Uribe? ¿Había alguien más, en Colombia o fuera de ella, como algunos han asomado, detrás de su decisión?

La decisión del gobierno colombiano, por otra parte, no sólo tuve efectos directos sobre las gestiones para el canje humanitario, por lo que es posible preguntar si con esto se cierran definitivamente las vías para alcanzar un acuerdo de paz en Colombia. Por otra parte, ¿cómo ayuda o cómo entorpece el proceso el hecho de que el gobierno califique a las FARC como “grupo terrorista”? ¿Se privilegiará de ahora en adelante la solución militar antes que la negociada? ¿Qué implicaciones tiene esto para el resto del continente, especialmente cuando el gobierno de Venezuela anuncia que “congela” sus relaciones con Colombia?

(Domingo Medina)

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¡Cállate, chachachávez!

Posted on 19 noviembre, 2007. Filed under: Salvador Frausto -D.F. | Etiquetas: , , , |

Por Salvador Frausto Crotte / Ciudad de México

La voz de muchos en la boca de uno. Eso representó el rey Juan Carlos aquél día en que, tras inclinarse sobre la mesa, lanzó su famosísimo “¿Por qué no te callas?” ante la sorpresa de José Luis Rodríguez Zapatero y de Hugo Chávez, quienes polemizaban sobre la intromisión de José María Aznar en los asuntos venezolanos. Chávez, experto en esgrima verbal, continuó el enfrentamiento en los minutos siguientes; y luego, ya asesorado por sus consejeros y por su almohada, prolongó la discusión hasta colocarla durante muchos días en boca de una buena cantidad de habitantes del planeta. La voz de muchos en la boca de uno. Sí, las respuestas de Chávez al rey español también hicieron eco de las opiniones de los que consideran que Juan Carlos se excedió, y revivió, de paso, los cuestionamientos a la vigencia de las monarquías. Eso está padre, chévere, guay.

Muchos aplaudieron la osadía de Juan Carlos porque dijo lo que muchos quisieran decirle a Chávez. Pero también muchos festejaron las respuestas de Chávez porque el venezolano representa la valentía de los que se enfrentan a los poderosos que han impedido que vivamos en un mundo más justo y equitativo.

A mi entender el español ejerció su derecho de decir lo que se le pegó la gana y el venezolano actuó con plena libertad al reclamarle a Zapatero por la intromisión de Aznar en asuntos que escapaban de su competencia, y luego siguió haciendo uso de su libertad al enfocar sus baterías a un rey que intentó acallarlo. Bien por ambos, digo yo, aunque si tuviera que votar por uno de estos dos tipos no me la pensaba: apoyaría a Chávez. La verdad me dio gusto que cuestionara la intromisión española en asuntos venezolanos.

El “¿Por qué no te callas?” del rey obliga a recordar el también famosísimo “¡Cállate chachalaca!” que Andrés Manuel López Obrador le esgrimió hace poco más de un año a Vicente Fox en plena campaña presidencial. Me encanta que unos quieran callar a otros, pero me gusta también que los otros no hagan caso de las sugerencias de los unos. Así, entre llamados al silencio y estridencias, el mundo se pone más divertido y se avivan polémicas sabrosas. Ahora exijo que todos los blogueros se callen (aunque espero que no me hagan caso).

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Venezuela: Socialismo del siglo XXI

Posted on 16 noviembre, 2007. Filed under: Domingo Medina -Caracas | Etiquetas: , , |

Por Domingo Medina / Caracas

Advertencia preliminar

Soy chavista y apoyo abiertamente al gobierno de Venezuela. Lo digo de entrada porque esa condición de alguna manera influye en el análisis que a continuación presentaré acerca de la propuesta de reforma constitucional que será sometida a referéndum el venidero 02 de diciembre. Eso no quiere decir, sin embargo, que soy un publicista o propagandista del gobierno; tampoco soy un profeta, pontífice o evangelizador bolivariano. Supongo que el gobierno ya los tiene y que además les paga por ello. Por lo tanto, no es mi intención ganar adeptos al «proceso» ni convencer a nadie de las bondades de la «revolución bolivariana»; sólo quiero presentar mi análisis y que ustedes lo lean como lo que es: el análisis de un chavista que intenta ser objetivo pero que no escapa a la realidad de su país.

La propuesta de reforma constitucional

La iniciativa de reformar la constitución nacional partió del presidente Hugo Chávez, quien planteó reformar 33 artículos; esta propuesta sufrió algunos cambios, pues la Asamblea Nacional agregó 36 artículos luego de un período de consulta popular, en la que, entre otras actividades, se llevó a cabo en lo que aquí se ha llamado parlamentarismo de calle, con alta participación popular, aunque los sectores de oposición tuvieron escasa o nula participación en este tipo de consulta por razones atribuibles tanto al gobierno como a la misma oposición. También los intelectuales, dirigentes de oposición, editores y miembros de los medios de comunicación y demás representantes de las llamadas fuerzas vivas hicieron sus planteamientos ante la comisión de la Asamblea Nacional encargada de estudiar la propuesta de reforma. Claro está que no todos los que participaron en las consultas lo hicieron para enriquecer el texto; algunos lo hicieron para explicar las razones por las cuáles ellos consideraban que no era pertinente la reforma o por qué se oponían a cambiar determinados artículos.

Esta aclaratoria no es banal. En primer lugar porque significa que la propuesta ha sido discutida y cada quien ha puesto sobre la mesa las razones que le asisten; y en estas semanas de campaña (las dos pasadas y las dos que aún restan) la situación es la misma, a pesar de que algunos sectores parecen más interesados en propiciar la violencia y no el debate. En segundo lugar, es pertinente destacar que si bien la iniciativa de la reforma partió de Chávez, la propuesta final contempla 36 artículos más -incluso, algunos artículos propuestos por Chávez fueron modificados a raíz de las consultas realizadas-, por lo que no se podría hablar, strictu sensu, de «la propuesta de Chávez», sino de la propuesta del chavismo, lo cual tiene sus diferencias.

La propuesta de reforma constitucional y el socialismo del siglo xxi

En la campaña electoral pasada -por las presidenciales- Chávez dijo que quien votara por él estaría votando por el socialismo, concretamente por lo que ha llamado socialismo del siglo xxi, para diferenciarlo de los socialismos del siglo xx, aunque no se puede decir que tengamos una definición precisa del término (y quizás nunca se tenga, por lo que el mismo concepto implica). Sólo algunas notas que apuntan hacia o vislumbran un programa socialista y que, en opinión de Chávez, pasa por darle el poder al pueblo; no acercar el poder al pueblo, ha repetido en muchas ocasiones, sino dárselo o crear las condiciones o posibilidades para que el pueblo ejerza directamente el poder, entendiendo al «pueblo» en un sentido extenso como todos los ciudadanos de Venezuela, pero también en un sentido estricto como los excluidos, los marginados, los que no sólo no se beneficiaron de los sistemas democráticos liberales sino que fueron explotados y depauperados por dichos sistemas.

Es muy difícil resumir aquí la propuesta de reforma, pero entre muchas otras cosas y con respecto a lo que vengo comentando, la misma contempla la jornada laboral de seis horas (y un máximo de 36 horas semanales); el establecimiento de un fondo para garantizar la seguridad social a los trabajadores no dependientes y a las amas de casa; la educación gratuita y obligatoria para primaria y secundaria; la posibilidad de decretar zonas de administración federal (territorios federales y distritos funcionales, con autoridades designadas por el presidente de la república), previo voto favorable de los habitantes de las zonas afectadas, con la finalidad de promover el desarrollo en las zonas de muy baja densidad poblacional y difícil acceso a los servicios básicos; la constitución de los consejos comunales (conformados hasta por un máximo de 400 familias), para la planificación, ejecución, control y evaluación de las obras que afectan directamente a los vecinos; la creación de los bancos comunales, para impulsar los microcréditos (siguiendo la iniciativa de Muhammad Yunus y el Grameen Bank) y llevar a cabo la gestión financiera de los consejos comunales; la introducción de la propiedad social, directa (comunitaria, colectiva, no estatal) e indirecta (estatal); los consejos del poder popular (comunales, obreros, estudiantiles, campesinos, indígenas, etc.), la cogestión y la gestión directa de los obreros; la prohibición de los monopolios y el latifundio; la propiedad exclusiva del Estado sobre los hidrocarburos y demás recursos estratégicos (agua, entre otros) y la prohibición de otorgar a la inversión extranjera condiciones más favorables que a la inversión nacional.

Las críticas de la oposición

Las diversas críticas que desde sectores opuestos al gobierno se le han hecho a la propuesta de reforma constitucional se concentran en torno a la reelección presidencial y las potestades que la constitución otorga al presidente de la república, la propiedad privada y la educación. En cuanto al primer aspecto, se alega que no poner límites a la posibilidad del presidente -no de Chávez, sino del presidente en ejercicio, sea quien sea- de postularse a la reelección limitaría la alternancia, además de otorgarle las ventajas propias del ejercicio de la función ante los oponentes; del mismo modo, la oposición acusa a Chávez de pretender «ideologizar» a los venezolanos con su proyecto educacional, de crear las condiciones para expropiar a todos aquellos que se oponen a su gobierno y de pretender eliminar la propiedad privada.

La oposición al filo de la legalidad

Tal como están las cosas, las posibilidades de que la reforma sea aprobada son altísimas (encuestadoras para nada chavistas le otorgan porcentajes cercanos a los 60 puntos). Así, el panorama para la oposición es terrible, por lo que en su seno se enfrentan dos tendencias: la que reconoce el juego democrático y entiende que la última palabra la tiene el pueblo y por lo tanto llama a votar en contra de la propuesta; y la que, anticipándose a un resultado adverso y cegada por la inmediatez de salir de Chávez a como dé lugar, critica acerbamente a quienes llaman a votar y reconocer los resultados del referéndum, hace desesperados llamados públicos (y para nada disimulados) a la subversión y al golpe de Estado (Coup d’État). Este último sector de la oposición ha estado creando disturbios y manifestaciones violentas, forzando al máximo la situación y colocándose al límite de la legalidad para justificar salidas no constitucionales. Pareciera que este último sector es el que domina, ya que es el que más espacio gana en los medios de comunicación y esto, en la Venezuela de hoy, es un dato muy importante.

Nota del editor: El próximo lunes, Salvador Frausto publicará un artículo sobre el enfrentamiento entre Hugo Chávez y Juan Carlos de Borbón. Sugerimos reservar los comentarios sobre ese asunto para entonces. Gracias.

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